jueves, 3 de junio de 2010

Armando Galarraga y el perfecto que no fue


El derecho cumanés pasará a formar parte de una historia única e irrepetible, en donde sólo él sumará el único juego perfecto de las Grandes Ligas que llegó a 28 outs, y sin contar con el reconocimiento que tal hazaña merece

Daniel A. Mora

danielmora11@gmail.com

El diestro venezolano Armando Galarraga, quizás se haya ganado más titulares por quedar a un out de lanzar el juego perfecto #21 de la historia de las mayores, que los que sumaron Dallas Braden y Roy Halladay este año tras conseguir tal hazaña.

Y es que lo que aconteció la noche del miércoles en el Comerica Park de Detroit, será algo difícil de sacar de nuestras mentes, corazones y sentimientos en general: el venezolano fue víctima del peor robo en la historia de las Grandes Ligas o al menos, de uno de ellos debido a la instancia en la que se suscitó.

Venezuela saboreaba la historia, las Grandes Ligas se desbordaban de alegría, Cumaná estaba a punto de explotar; pero entonces llegó Jim Joyce, un umpire con 21 años de servicio, a ponerle fin a un cuento de hadas que ya se celebraba. La historia cambiaría para siempre.

Del cielo… ¿a dónde?

Galarraga metía su nombre en los libros históricos de tan hermoso deporte, uno a uno fueron cayendo ante una recta que marcó como tope las 95 millas por hora, y una slider que maniató a los rivales a placer, casi siempre llegando prácticamente al piso. La cosa funcionada de maravilla, pero habría tiempo para el villano.

Llegó el cumanés al noveno inning de manera perfecta, y el destino en este tipo de raros partidos estuvo de su lado, cuando el jardinero central, Austin Jackson, realizó una atrapada de feria para el primer out ese perfecto noveno inning.

Caería el segundo rival con un rodado por el campocorto, y entonces llegaría el turno que le sigue dando la vuelta al mundo, que rompió la ilusión de todo un continente, un país y que dejó a un veterano de 21 años sumido en unas lágrimas de culpas que jamás podrán ser revertidas.

Jason Donald, un novato de los Indios de Cleveland, se encargó de poner a rodar la pelota por los previos de Miguel Cabrera, quien se alejó de la base hacia su derecha, tomó la pelota con seguridad y esperó a que compatriota hiciera el rol desde la lomita hasta la inicial, una vez allí el de Aragua soltó la bola, Galarraga pisó con seguridad la almohadilla, y paso y medio después llegaría la pierna del “rookie” a la base.

Celebración y decepción

Cabrera gritaba hasta perder la voz, Galarraga mostraba su guante con la bola a Joyce y el Comerica Park, Venezuela y quizás el mundo del béisbol, gritaban con alegría el out 27, pero sólo duraría una fracción de segundo. El umpire vio lo que más nadie en el planeta tierra pudo ver y sin guardarse nada por dentro, cantó QUIETO. El mundo de la pelota no sería el mismo.

El pitcher cumanés no gritó, no saltó, no reclamó, él sonrió nerviosamente, se ajustó su gorra, se montó en el morrito y sacó el out 28 de manera consecutiva para así meterse en la historia como el primero en lanzar un juego perfecto de 28 outs y aún así, no ser reconocido por nadie como tal, al menos en el papel.

Las mil y unas repeticiones mostraban el out implacablemente, sin duda alguna, ya que ni siquiera fue cerrada la jugada, pero igual Joyce estaba en otro mundo, otro planeta y otro estadio de béisbol. Se llenó de historia la vida de Galarraga, pero aún sin embargo, está no quedará escrita en los libros de récords, pues esa noche no existió tal cosa como el juego perfecto #21 de la historia.

Mea culpa sin vuelta atrás

"No sé qué hacer, le quité a ese muchacho un juego perfecto con la peor sentencia de mi carrera", comentó Joyce tras el partido, aceptando su error, pero de igual forma con el resultado ya entre las millones de líneas que surgieron tras el mismo.

Tras el partido, Joyce tuvo un encuentro con Galarraga, a quien entre lágrimas le pidió disculpas por un error que condenará el resto de su carrera, una que pasó desde estar en la segunda base cuando Nolan Ryan alcanzó su ponchado 5.000 hasta cuando estuvo en la inicial mientras el gran Robin Yount sumaba su hit 3.000 de por vida.

“No los culpo por nada de lo que dijeron”, agregó Joyce. “De haber sido yo, de haber sido Galarraga, hubiese sido el primero en mi cara… y él nunca me dijo una sola palabra”.

Fue, por mucho, la peor decisión en al menos los últimos 25 años en las Grandes Ligas, y lamentablemente recayó sobre uno del patio.

“El tiene que sentirse muy mal, tiene que sentirse peor que yo. Le doy mucho crédito a este señor por haberme dicho 'lo siento'... Cuando vino a disculparse no dijo muchas cosas, con el lenguaje corporal bastó. No tuvo que decir mucho. Es humano y tiene derecho a equivocarse... No pensé en discutir en el momento de la sentencia porque realmente estaba en shock... Yo sé que tiré un juego perfecto. No pienso que cambien la sentencia, pero sé que tiré un juego perfecto... Al final lo que más importa es que ganamos. Y al final vamos a regresar, los muchachos no quieren parar y ahí venimos a ganar”, sentenció el venezolano.

Lo que queda para los libros

No será marcado como juego perfecto, aunque en el corazón venezolano así sea. De haber logrado Galarraga la gesta, sería ahora el segundo latino en conseguirlo, detrás de “El Presidente” Danny Martínez, quien lo logró con los Expos de Montreal.

El box del partido le dirá a quienes lo revisen, que Donald se embasó, incluso llegando a tercera con un par de indiferencias defensivas. También se marcará al criollo como el décimo (10) pitcher en la historia en perder el juego perfecto con dos outs en la novena y el primero desde que Mike Mussina lo sufriera con sus Yanquis en el 2001.

El último partido en perder el perfecto de una manera similar a la de Galarraga, fue en 1972, cuando el lanzador de los Cachorros, Milt Pappas, le otorgara un boleto a Larry Stahl, de los Padres, con una cuenta de 3-2. Pappas perdería la cordura esa vez a pesar de finalmente sumar el no hitter, pero la historia de los perfectos no lleva su nombre impreso. Tampoco llevará el de Galarraga, aunque él sí lo consiguió.

Para el consuelo queda que Armando Galarraga se convirtió en el décimo noveno (19) lanzador criollo en tirar un blanqueo en las mayores y el vigésimo quinto (25) en lanzar un juego completo. ¡Gran cosa no!

Al final el criollo sumó su segunda victoria en el mejor partido de su carrera.

“Lancé un juego perfecto”, dijo el derecho. “Quizás no esté en los libros, pero le voy a enseñar a mi hijo el CD y así decirle que realmente lo hice”.


2 comentarios:

Omar "Pochaco" Colmenares dijo...

Muy bueno Mora. Creo que escribiste por todos los que nos sentimos impotentes por lo que le pasó a Galarraga. Un abrazo hermano.

Anónimo dijo...

FELICITACIONES POR TU TRABAJO, SE QUE TU TAMBIEN LLEGARAS MUY LEJOS