viernes, 2 de octubre de 2009

La barrera del idioma y la carrera de Carlos Guillén

El maracayero no las ha tenido siempre fácil como pelotero

Concebido como un atleta de alto rendimiento por naturaleza, el castellano fue por orden biológico su idioma de nacimiento. Sus inicios como pelotero profesional fuero más fáciles que tener que acostumbrarse a una nueva lengua: el inglés


El bate de Guillén ha sido la mejor ayuda para los Tigres desde que regresó de lista de lesionados

Daniel A. Mora
danielmora11@gmail.com


Sin dudar de sus increíbles dotes para jugar béisbol, el venezolano Carlos Guillén nunca las ha tenido fácil desde que tomó la decisión de convertirse en un pelotero profesional a tiempo completo. Campocorto desde sus inicios, y jardinero por estos días, éste polifacético atleta ha enfrentado una serie de retos a través de su carrera, que de a poco le han dado forma a su personalidad agradable y luchadora.

Portador en su sangre de una visión política que acompaña a la del Presidente Hugo Chávez, Carlos Alfonso Guillén es un pelotero que batea a las dos manos. Fue firmado como un agente internacional libre en 1992 por los Astros y terminó haciendo el grado a las Grandes Ligas el 6 de septiembre de 1998, pero con los Marineros de Seattle, novena en donde aterrizó junto a su amigo Freddy García luego de que el equipo texano los enviara a ambos en un cambio que llevó al futuro Salón de la Fama, el zurdo Randy Johnson, a Houston.

De todo ha tenido que afrontar Guillén en su carrera, desde verse obligado a jugar segunda y tercera base en los Marineros detrás de las sombras de Alex Rodríguez en las paradas cortas, pasando por lesiones en las rodillas y hombros, hasta incluir un tiempo en el hospital con tuberculosis en los pulmones. Sin embargo hay algo detrás de lo meramente público y mediático: la barrera del idioma.

Aprender inglés ha sido uno de los mayores obstáculos que ha tenido que afrontar el nativo de Maracay.

Desde el inicio

Con genes atléticos de alto rendimiento por naturaleza, Guillén no sólo fue jugador de pelota cuando joven en tierras aragüeñas, también destacó y fue lo suficientemente bueno en el fútbol y el voleibol como para que la gente le prestara atención. El béisbol, dice él, era un deporte que practicaba durante los fines de semana hasta que se convirtió en un adolescente.

Pero no fue mera casualidad, pues esta disciplina era parte de la familia Guillén desde hace años. Su padre Carlos Sr. también era beisbolista, aunque nunca pudo llegar al nivel profesional. No fue una decisión fácil cuenta el protagonista de esta historia, quien confiesa haber crecido admirando al gran campocorto criollo de los Rojos de Cincinnati, David Concepción.

“Tenemos equipos profesionales en Venezuela”, cuenta Guillén en una entrevista exclusiva que le hace un periodista del sitio oficial de los Tigres de Detroit. “No estaba pensando – en esos días – mucho en la idea de llegar a las Mayores. Sabía que en el país jugábamos con peloteros de las Grandes Ligas, pero en mi primer año sencillamente no sabía nada”.

Pero cuando decidió finalmente darse una oportunidad como beisbolista, entonces se unió a la academia de los Astros en 1992; no tardando mucho en firmar un contrato con el equipo norteamericano. Mientras desarrollaba sus habilidades como pelotero, muchos ya tenían en mente que este atleta llegaría a tener una clara oportunidad de ser parte de las Grandes Ligas. Pero cuando de hablar inglés se trataba, Guillén estaba bastante retrasado.

“Nada”, dijo Carlos cuando le preguntaron cuánto de inglés hablada cuando lo firmaron. “Nada, sólo `por favor´y `gracias´. Eso es lo primero que te enseñan y mi padre me dijo que cada vez que que pidiera algo dijera por favor y luego dijera gracias”.

La ayuda no era suficiente

A pesar de que los Astros proveen instructores del idioma para sus prospectos aquí en el país, Guillén dijo que las lecciones apenas eran una vez a la semana. Practicar el idioma todos los días, cuando se intenta aprender satisfactoriamente, es la mejor manera para que la efectividad sea mayor. El criollo comentó que las clases no se entendían bien y que con sólo cubrir lo básico no era suficiente.

Aquella prueba de jugar pelota a otro nivel se convirtió en realidad, y ya para 1995 comenzaba a hacer su vida en los Estados Unidos, jugando en la Liga de la Costa del Golfo (liga de novatos).

“Cuando eso pasa tienes que encontrar tu propio camino para aprender inglés, para tratar de entenderlo”, soltó el de los Navegantes del Magallanes en Venezuela. “Aquí no se va paso a paso, porque es duro cuando entonces vas a comer, cuando sales, cuando haces cualquier otra cosa. No es nada fácil”.

El ahora jardinero captó algunas palabras y aprendió otras gracias a sus compañeros latinos en las menores, escuchando sus formar de decir las cosas y también viendo televisión. Pero cuando de hablar se trataba, la cosa se tornaba más difícil, incluso hasta el punto que cuando llegó a las Mayores, aún sufría para conversar en inglés.

Contraste total con la personalidad del criollo de 34 años, quien de muchas maneras es uno de los líderes en el dugout de los Tigres, en donde lleva ya unos cuantos años (desde el 2004). Su mánager Jim Leyland cree que Guillén podría ser uno de esos peloteros que fácilmente pueden hacer la transición y ser buenos pilotos.

“Hay algunas cosas que aún no comprendo”, volvió a comentar en la entrevista. Con los años suficientes en las Grandes Ligas como para ser considerado un veterano, el venezolano agregó que no tiene problemas para comentar las cosas que le pasan por la cabeza, y que realmente cree que los equipos deberían ayudar a todos con interpretes en todos lados para traducir en cualquier momento, así como proveer mejores lecciones a los prospectos, enseñando inglés normal, y no sólo el que se usa en el béisbol.

“Ellos – los equipos – no le pagan a los coaches para que enseñen inglés, sino que lo hacen para que te enseñen béisbol y no anden traduciendo todo. Para mí esa es una de las cosas más duras por las que se pasa cuando vienes aquí. Es como si fuesen a Venezuela. ¿Qué se supone vas a hacer en Caracas sin saber español?”, dijo Guillén.

La mejor de las ayudas

El pelotero e los Tigres de Detroit ha tenido que batallar con numerosas lesiones durante su carrera en las Mayores, y este 2009 no ha sido la excepción. En el 2005 apenas vio acción en 87 juegos y el año pasado 113, pero cuando ha estado saludable, todos saben de lo que es capaz. Su mejor año llegó en el 2007, cuando dejó promedio de .296 en 151 juegos, conectando 21 jonrones y remolcando 102 carreras, terminando décimo en la votación para el Más Valioso.

Lesiones en su hombro y en el tendón de aquiles lo han mantenido casi todo el año afuera, sumando apenas 58 juegos esta campaña. En la primera mitad nunca pudo tomar el ritmo, pero desde que regresó de la lista de lesionados el pasado 24 de julio, Guillén ha posteado una gran producción con el madero, dejando un poco atrás las dudas que tenían en Detroit con respecto a su falta de ofensiva del equipo.

Incluso con su llegada, Guillén ha ayudado de sobre manera a su amigo y también maracayero, Miguel Cabrera, quien antes del regreso del jardinero de la lista de lesionados, no había contado con mucha protección en el lineup. Carlos se ha establecido a donde pertenece en los Tigres, y su reciente producción en el medio del orden de los bengalíes, ha levantado al equipo en muchas maneras.

“Me siento cómodo”, dijo el criollo. “Tengo que intentar mantenerme consistente, no puedo regalar muchos turnos. A veces esas cosas pasan cuando uno intenta hacer muchas cosas al mismo tiempo”.

Batear a las dos manos: finalmente llegó

Entre todo lo bueno que últimamente Guillén a regalado a su equipo y a los fanáticos en general, sólo una cosa quedaba por resolver: su hombro derecho. Más temprano en el año, cuando disfrutaba de unas vacaciones no deseadas en la lista de lesionados, se llegó a decir que ya el criollo no volvería, y que su hombro tendría que pasar por el cuchillo. Afortunadamente no fue así a medida que aceleraba su proceso de recuperación.

Con la libertad de sólo batear a la zurda, la gran habilidad de Guillén como bateador a las dos manos no podía de buenas a primeras ser aprovechada por los Tigres. Pero las buenas noticias para el criollo siguen llegando, y ya la noche del jueves se estrenó ante los Reales de Kansas City bateando a la derecha.

Fue la primera vez desde el 4 de mayo que el jardinero bengalí tomaba un turno desde la parte derecha del plato. Apenas una semana después de decir a los medios que ya no intentaría más por lo que quedaba de campaña batear a la derecha, aparentemente ahora está listo para ser bateador a las dos manos otra vez.

No sólo todo esto es una buena indicación de que su hombro está totalmente recuperado, pero es que le hecho de poder batear a la derecha, incrementará el tiempo de juego del criollo, puesto que le permitirá de lleno enfrentar a bateador zurdos cuando estén en la lomita y desde el inicio. Guillén generalmente permanecía en la banca en ese tipo de situaciones y dijo que sencillamente se cansó cuando Kansas City trajo a un zurdo desde el bullpen para enfrentarlo.

Al final bateó de foul-out, pero lo importante fue su nivel de confort. “Puede que lo haga sobre bases diarias ahora”, dijo el criollo tras el partido a mlb.com. Y es que si el criollo obtendrá de esta manera más turnos al bate, entonces no dudará en hacerlo.

“Él ha venido bateando a la derecha recientemene”, señaló su estratega Jim Leyland. “Pero nosotros mantuvimos esa información por debajo del radar”. Guillén apenas abrió su tercer partido desde el pasado 9 de septiembre la tarde del jueves.

“Estoy feliz”, agregó. “Me siento bien, no tengo dolor, así que sólo necesito algunos turnos porque ocho turnos en ocho días (desde que estaba en la banca), no es fácil para un pelotero de todos los días”.

No todo ha sido fácil en la carrera de Guillén, y el idioma ha sido en parte protagonista

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