Odiado por muchos fanáticos cuando la campaña pasada falló “en la chiquita”, el nativo de Maracay regresó este año con todo, tras prometer que se cuidaría y que ahora haría el mejor de los esfuerzos. Está cumpliendo su parte
Daniel A. Mora
Cuando la temporada 2009 terminó en las Grandes Ligas, Miguel Cabrera fue uno de esos casos que causaron conmoción en el mundo deportivo y noticioso. Su campaña y la de los Tigres de Detroit había terminado, literalmente, en desgracia, luego de que la novena bengalí desperdiciara una ventaja de tres juegos con cuatro restantes para finalmente terminar perdiendo el de desempate ante los Mellizos de Minnesota.
No se habló de la debacle en líneas generales, al final sólo hubo un culpable: Miguel Cabrera. El criollo se vio envuelto en un escándalo esa semana final, luego de ser encarcelado tras una pelea domestica con su esposa estando bajo los efectos del alcohol. Su mundo se venía abajo.
El inicialista rindió en ese juego de desempate al irse para la calle, pero al final no lo pudo hacer todo, ya el daño era profundo y estaba hecho. Unos meses después, el pasado enero, el criollo de 26 años admitió a los medios que tenía un problema con el alcohol, y aunque muchos pegaron el grito al cielo, la verdad es que él mismo lo solucionaría.
Giro de 360°
Cabrera arrancó con todo el 2010, y a pesar de andar en un pequeño slump estos últimos días, ya ha comenzado a ser tomado en cuenta en la conversación en donde todo pelotero quiere estar: el de Jugador Más Valioso.
El primera base de los Tigres ha resarcido en grande ese error de la semana final del 2009, y con creces, manteniendo con su bate a una novena que ha estado jugando de manera muy irregular. Que los bengalíes estén cerca del primer lugar tiene nombre y apellido, y el protagonista de esta historia es el mismísimo maracayero.
Cabrera se tomó las cosas en serio y cuando estamos adentrados ya en la séptima semana de la campaña, el primera base ha hecho todo lo que ha podido para ayudar a los suyos.
Sin contar con la jornada de ayer, Cabrera era líder en remolques (36) y boletos intencionales (4) en la Americana, siendo sexto en bateo (.336), décimo quinto en anotadas (27), séptimo en slugging (.586) y tercero en porcentaje de embasado (.426). Una total estrella, que de guiar a los irregulares Tigres a la postemporada, podría ser seriamente considerado al premio mayor.
No nos dejemos engañar
A pesar del gran arranque del venezolano, la verdad es que el 2009 fue uno muy bueno para él desde el principio también, incluso con algunos números superando a los de ahora, con el average siendo el más marcado, ya que para el 20 de mayo del año pasado, Cabrera conectaba para .385, con la misma cantidad de jonrones, pero con un trío de remolques menos.
La diferencia ha estado en lo que se llaman los turnos “cluth” en inglés, que se puede traducir como “en la chiquita” o cuando el juego está en la línea. La mayoría de los batazos han llegado en momentos claves.
Cabrera entonces batea .389 con dos outs y corredores en posición anotadora, sumando de 18-7 con par de dobles y 10 remolques. Cuando el partido ha llegado al séptimo inning es cuando más daño ha hecho, sumando .333 de average al irse de 24-8 con 4 jonrones y 13 remolques.
Siete de sus jonrones han llegado a partir del cuarto inning (todos como visitante), incluyendo cuatro del séptimo en adelante, siendo tres de ellos en el noveno y el otro en el octavo. Con las bases llenas ha sido un terror para los contrarios, bateando .667 con 10 remolques en ocho viajes al plato. Todo esto incluye que 28 remolques han llegado en la carretera.
La cosa pinta bien para Cabrera, cuyo mánager dijo estar viendo el pelotero a quien había estado esperando las últimas dos campañas, sumando en el proceso más boletos que ponches por primera vez en su carrera.
La mesa está servida para que el que el “chamo” de 26 años siga su gran campaña, que de seguir su ritmo y completar sus predicciones, podría verlo al final de campaña levantando su primer premio al Jugador Más Valioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario